jueves, 4 de junio de 2009

TEXTOS CORTOS PARA REFLEXIONAR

A continuacion, les presento una colección de pequeños textos que, de seguro le serviran para reflexiomar sobre el verdadero sentido de la vida...un cordial saludo!!...vhicaser(Victor Hugo)


Enseñanzas de una vida:


Las piedras


Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.
Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:
¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?.
Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:
¿Está lleno? Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que debajan las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:
¿Está lleno? Esta vez los oyentes dudaron: Tal vez no. ¡Bien!. Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. ¿Está lleno? preguntó de nuevo.
¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba. Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.
Un alumno respondió: Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas,siempre puedes hacer que quepan más cosas. ¡No!,concluyó el experto:
lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.
¿Cuáles son las grandes piedras en tu vida?. ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada?.
Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su lugar.



La Hija


Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles.
No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.
Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte.
Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.
En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y colocó en un tazón.
Sacó los huevos y los colocó en otro tazón. Coló el café y lo puso en un tercer tazón.
Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?" "Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro.
Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto,Padre?" El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura.
Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"
¿Y cómo eres vos?
¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable?
Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido?
Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café?
El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.
Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.



EL PRESENTE


Dos hombres, ambos muy enfermos ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitia sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones. Su cama daba a la unica ventana de la habitación. El otro hombre tenía que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones. Y cada tarde cuando el hombre junto a la ventana podia sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podia ver desde la ventana.El hombre de la otra cama empezo a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana bada a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jovenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arcoiris. Grandes arboles adornaban el paisaje y se podia ver a la distancia una bella vista de la línea de la ciudad. Segun el hombre de la ventana describia todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la venta describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podia oír la banda, podia verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describia el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, ecnontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospítal, para llevarse el cuerpo.
Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama a lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior, por fin tendría la alegría de verlo el mismo.
Se esforzo para girarse despacio y mirar por la ventana alado de la cama y se encontró con una pared blanca. El hombre preguntó a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto a describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared y le indicó: "Quizás solo quería animarle a usted" Epílogo: Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demas, sea cual sea la propia situacion. El dolor compartido es mitad de pena, pero la felicidad cuando se comparte, es doble. Si quiere sentirse rico, solo cuente todas las cosas que tiene y que el dinero no puede comprar. "Hoy es un regalo, por eso se le llama presente"



Para Reflexionar:


Compramos más, pero disfrutamos menos.. Tenemos casas más grandes pero familias más pequeñas. Más compromisos pero menos tiempo. Tenemos más títulos pero menos sentido común. pero hemos reducido nuestros valores. Hablamos mucho, amamos poco, odiamos demasiado. Aprendimos a armar una vida, pero no a vivirla plenamente. Hemos llegado a la Luna y regresado pero tenemos problemas a la hora de cruzar la calle y conocer a nuestro vecino... Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior. Limpiamos el aire pero polucionamos nuestras almas. Tenemos mayores ingresos, pero menos moral. Hemos aumentado la cantidad, pero no la calidad.
pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas pero hogares rotos. Un tiempo con demasiado en la vidriera y poco de puertas adentro. Y es un tiempo en que la tecnología puede hacerte llegar este mensaje . Y al mismo tiempo vos podés decidir marcar la diferencia
o apretar "eliminar". No guardes nada para una ocasión especial. Cada día que vivís es una ocasión especial,
por eso... leé más y limpiá menos. Sentate en la terraza y admirá la vista
sin fijarte únicamente en las malas hierbas. Pasá más tiempo con tu familia y amigos y menos tiempo trabajando. La vida es una sucesión de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir... Usá tus copas de cristal, ponete tu nueva ropa para ir al supermercado. No guardes tu mejor perfume para esa fiesta especial,
usalo cada vez que te den ganas de hacerlo. Las frases "algún día", "uno de estos días"
... quítalas de tu vocabulario. Si vale la pena hacerlo, oírlo, verlo, quiero poder disfrutarlo ahora. Si supiéramos el tiempo de vida que nos queda, seguramente desearíamos estar con nuestros seres queridos, iríamos a comer nuestra comida preferida, visitaríamos los sitios que amamos... Son pequeñas cosas las que nos harían enojar
si supiéramos que nuestras horas están limitadas... Enojados porque dejamos de ver a nuestros mejores amigos,
Por eso... no intentes retardar o detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a tu vida; cada día, hora, minuto, semana es especial...


Galletitas


Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el trenen que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora.La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletitas y una botella de agua para pasar el tiempo.Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera.Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.Imprevistamente, la señora observó cómo aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletitas,lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente.La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejarpasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que,con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galletita, la exhibiófrente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrío.La señora ya enojada, tomó una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho.El diálogo de miradas y sonrisas continúo entre galletita y galletita. La señora cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.Finalmente, la señora se dió cuenta de que en el paquete sólo quedaba laúltima galleta. "No podrá ser tan caradura", pensó mientras mirabaalternativamente al joven y al paquete de galletas.Con calma el joven alargó la mano, tomo la última galletita, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad.Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galletita a su compañera de banco.-"¡Gracias!" - dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad.- "De nada" - contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.Entonces el tren anunció su partida...La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón.Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vió al muchacho todavíasentado en el andén y pensó: " ¡Qué insolente, qué mal educado, qué será de nuestro mundo!".Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca porel disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletitas intacto.Cuántas veces nuestros prejuicios, nuestras decisiones apresuradas noshacen valorar erroneamente a las personas y cometer las peores equivocaciones.Cuántas veces la desconfianza ya instalada en nosotros, hace que juzguemosinjustamente a personas y situaciones, y sin tener un por qué, las encasillamos en ideas pre-concebidas, muchas veces tan alejadas de la realidad que se presenta.Así por no utilizar nuestra capacidad de autocrítica y de observación,perdemos la gracia natural de compartir y enfrentar situaciones, haciendo crecer en nosotros la desconfianza y la preocupación.Nos inquietamos por acontecimientos que no son reales, que quizás nunca lleguemos a contemplar, y nos atormentamos con problemas que tal vez nunca ocurrirán.Dice un viejo proverbio...Peleando, juzgando antes de tiempo y alterándose no se consigue jamás losuficiente, pero siendo justo, cediendo y observando a los demás con unasimple cuota de serenidad, se consigue más de lo que se espera.Dedicado a todos Aquellos que al leer este cuento sienten que tienen o pueden dar otra oportunidad a alguien... Nunca es demasiado tarde...Siempre se está a tiempo..



CENCILLA ORACION.

Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota, entró a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y, de la manera más humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito.
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida.
El dueño le pidió que abandonara su tienda. Sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer continuó: "¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda". El dueño le dijo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda.
De pie cerca del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia. El dueño, preguntó a la mujer: "¿Tiene usted una lista de compra?". La mujer dijo: "Si señor". "Está bien," dijo el dueño, "ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, le daré yo en comestibles".
La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él. Puso el pedazo de papel, cabizbaja aún, en la balanza. Los ojos de dueño y cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se fue hasta lo más bajo y se quedó así.
El dueño entonces, sin dejar de mirar la balanza dijo: "¡No lo puedo creer!". El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza. La balanza no se movió por lo que continuó poniendo más y más comestibles hasta que no aguantó más. El dueño se quedó allí parado con gran asombro.
Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más asombro.... No era una lista de compra, era una oración que decía: "Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar tus manos". El dueño de la tienda le dio los comestibles que había reunido y quedó allí en silencio.
La mujer le agradeció y abandonó su tienda. El cliente le entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y le dijo: "Valió cada centavo de este billete". Solo Dios sabe cuánto pesa una Oración. EL PODER DE LA ORACION.



Coge y mama que el mundo se acaba!